En el quinto día de la Novena una reflexión sobre el diálogo
HOLGUÍN, Cuba.- En el quinto día de la novena preparatoria a la fiesta de la Virgen de la Caridad, el obispo de Holguín vuelve a recordar segmentos de la carta de los obispos cubanos en 1993, esta vez para recoger lo que entonces dijeron los obispos sobre ‘el diálogo’ y cómo el Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC) de 1986 se había referido a este tema.
El 4 de septiembre, Mons. Emilio Aranguren Echeverría ha entresacado los segmentos de aquella carta que recogían las palabras del ENEC sobre el diálogo:
La Iglesia Católica en Cuba ha hecho una clara opción por la seriedad y la serenidad en el tratamiento de las cuestiones, por el diálogo directo y franco con las autoridades de la nación, por el no empleo de las declaraciones que puedan servir a la propaganda en uno u otro sentido y por mantener una doble y exigente fidelidad: a la Iglesia y a la Patria. A esto se debe, en parte, el silencio, que ciertamente no ha sido total, de la Iglesia, tanto en Cuba como de cara al Continente, en estos últimos 25 años. Los obispos de Cuba, conscientes de vivir una etapa histórica de singular trascendencia, han ejercido su sagrado magisterio con el tacto y la delicadeza que requería la situación” (nn. 129, 168b, 306-330),
Y añade que “un sano realismo implica la aceptación de dejarnos interpelar a nosotros mismos, lo cual puede no gustar, pero puede, también, llevarnos a las raíces de los problemas a fin de aliviar la situación de nuestro pueblo”.
La carta de los obispos indicaba que “los caminos que conducen a la reconciliación y a la paz, como el diálogo, tienen un innegable respaldo popular y, además, mucha simpatía y prestigio” y señalaba el tipo de diálogo que deseaba el pueblo cubano:
• Un diálogo, franco, amistoso, libre, en el que cada uno exprese su sentir verbal y cordialmente.
• Un diálogo con interlocutores responsables y libres.
• Un diálogo que tenga en cuenta la diversidad de medios y de personas.
• Un diálogo respetuoso y abierto ya que la disensión puede ser una fuente de enriquecimiento.
La carta reconocía también que “el pueblo cubano es un pueblo maduro y, si queremos ser ciudadanos del mundo del mañana, bien vale la pena ponerlo a prueba y reconocerle el derecho a la diversidad que no es sólo un derecho legal, sino básicamente ético, humano, porque se fundamenta en la dignidad del hombre por encima de cualquier otro valor”.
Puedes descargar, debajo, los segmentos de la carta de los Obispos en 1993
HOLGUÍN CATÓLICO
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