MISIONERO CLARETIANO: ANUNCIEN CON SU VIDA LA BUENA NOTICIA

El sacerdote claretiano Carlos Martínez Oliveras predicó en la catedral de Holguín en donde fue herido, en  en 1856 San Antonio María Claret

HOLGUÍN, Cuba.-En el Domingo de la Palabra de Dios el misionero claretiano Carlos Martínez Oliveras inició su homilía en la Catedral de San Isidoro, en Holguín, preguntando a los fieles si conocían las palabras Maratón y Nike.

Carlitos, el monaguillo, sabía que un maratónn  era para correr y los fieles demostraron, asintiendo,  que sí conocían la marca de zapatos deportivos NiKe.

Lo que quizás no conocían  es la relación de estas dos palabras con la buena noticia del Evangelio. El sacerdote se lo explicó.

Remontándose a las guerras entre griegos y persas, 490 años antes de Cristo, recordó cómo, después de haber ganado la batalla en la llanura de Maratón, el general griego Milciades, mandó a  su veloz atleta Filípides para comunicar la buena noticia de la victoria. 

El P. Francisco Expósito,izq. agradece la visita del misionero P. Carlos Martínez Oliveras

Los persas habían anunciado que si ganaban la batalla iban a ir a Atenas para violar a sus mujeres y matar a sus niños y Milciades había ordenado a los griegos que si a la caída de la tare del día siguiente de la batalla no habían regresado victoriosos, debían ellos mismos sacrificar a los niños, mujeres y ancianos y luego suicidarse, antes de caer en manos de los persas. 

Lugar en el templo que marca donde fue herido San antonio María Claret

El atleta Filípides corrió los casi 40 km  que separaban Maratón de Atenas, llegó extenuado pero pudo gritar Nike, Nike, Nike, palabra que significa victoria y se desplomó muerto.

¨Murió por dar una buena noticia de que Atenas era libre¨, explicó el sacerdote. “Esa fue la buena noticia para los griegos, su evangelio. Para nosotros la buena noticia de liberación es que Jesús ha resucitado¨, dijo.

El sacerdote comentó  las lecturas que habían sido proclamadas e invitó a todos a ser oyentes  y asiduos lectores de la Palabra para poder anunciar la Palabra de Dios, a veces hablando, pero sobre todo con sus vidas.

El P. Martínez Oliveras es doctor en teología, por la Universidad Pontificia de Comillas en la que ha sido profesor. Durante seis años, hasta 2020, fue Director del Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR) de Madrid, España. Dedicó años a la formación de los consagrados y fue director de un Colegio Mayor. Es autor de artículos y libros y como claretiano buen conocedor de San Antonio María Claret, quien fue arzobispo de la diócesis de Santiago de Cuba, cuyo territorio, en su tiempo, abarcaba toda la zona del Oriente cubano.

El P. Martínez Oliveras delante del cuadro de San Antonio María Claret. Al fondo el púlpito donde predicó Claret en 1856

El misionero español se encontraba en Holguín después de haber predicado los ejercicios espirituales a sacerdotes y obispos de las tres provincias eclesiásticas cubanas. Lo hizo en La Habana, en Camagüey y en el Santuario del Cobre, desde donde viajó a la Ciudad de los Parques, vinculada a San Antonio María Claret, el obispo misionero que había visitado la ciudad y predicado en el mismo templo y desde el púlpito que aún se conserva. 

Aquella visita pastoral  del arzobispo Claret fue  el primero de febrero de 1856  y cuando salió del templo por la  puerta lateral hacia la calle Luz y Caballero,  un sicario que le venía siguiendo le atacó con una navaja hiriéndole en el rostro y en un hombro y dejándole marcado para siempre. El mismo Arzobispo se refirió al incidente años más tarde  al manifestar su fidelidad a la Iglesia: Ojalá pudiese yo consumar el sacrificio que se empezó en el año de 1856 bajando del púlpito después de haber predicado de la fe! Traigo las cicatrices de nuestro Señor Jesucristo en mi cuerpo, como lo veis en la cara y en el brazo!”

El P. Martínez Oliveras visita a un grupo de Discípulos Misioneros durante su recorrido por la ciudad

“Aquí derramó su sangre”, subrayó el sacerdote durante su homilía. Compartió que era un honor para él visitar el lugar y celebrar la Eucaristía y agradeció la acogida y la hospitalidad que había recibido. 

El día anterior, el misionero había visitado la catedral de San Isidoro para contemplar los dos cuadros que conmemoran el incidente. Pudo también hacer un breve recorrido por la Ciudad de los Parques contemplar el Mural Orígenes y acercase a la Loma de la Cruz. Y en el recorrido hizo una breve visita a un grupo de católicos, animadores de comunidades, reunidos en un taller de formación en la Casa de la Divina Misericordía.

HOLGUÍN CATÓLICO