Rolando Suárez Cobián comparte sobre el Cardenal Jaime Ortega Alamino fallecido al amanecer del 26 de julio
LA HABANA, Cuba.- La primera impresión que tuve cuando llegó a la Arquidiócesis, en 1981, el nuevo Arzobispo, Mons. Jaime Ortega fue que surgía una realidad eclesiástica nueva.
Recuerdo que anteriormente, en un acto de la Juventud Católica Universitaria, nos permitieron que saludáramos al Cardenal Manuel Arteaga, entonces el Arzobispo de La Habana. Nos prepararon a todos en cómo comportarnos, la vestimenta a usar y hasta la forma de saludar. Todo muy formal como correspondía.
El día en que Mons. Jaime tomó posesión de la Arquidiócesis, en diciembre 1981, todos los presentes, sin ninguna formalidad pasamos a saludarlo al pie del altar en la Catedral. Si intentabas besarle el anillo te sostenía la mano y la estrechaba. Yo saludé y me presenté como fiel de la parroquia Nuestra Señora del Carmen y abogado expresando que quedaba a su servicio. La respuesta fue: gracias ya nos veremos. Y así fue. Sentí cercanía extrema y ya convocado a prestar un servicio útil. Seguir leyendo MARCÓ NUEVA ETAPA ECLESIAL