SE MANTUVO FIEL A SU REBAÑO EN LOS DÍAS  DE TINIEBLAS

Misa de exequias y entierro del primer obispo de la Diócesis de Holguín, Mons. Héctor Luis Peña Gómez fallecido el 18 de diciembre

HOLGUÍN, Cuba.- Al despedir los restos mortales de Mons. Hector Luis Peña Gómez, (1929-2025) primer obispo de la Diócesis de Holguín, Mons. Emilo Aranguren Echeverría   recordó que “era el único sacerdote que ejerció su ministerio desde 1955 y, por tanto, se mantuvo fiel a su rebaño en los días de tinieblas y negros nubarrones a lo largo de la década de 1960”.

Mons. Emilio Aranguren durante la homilía

Se refirió al evangelio de Juan que se había proclamado, dibujando la figura del Buen Pastor,  que “nos anima en nuestra oración de gratitud y alabanza”.

Y dirigiéndose a  Mons. Dionisio García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba y Mons. Álvaro Beyra Luarca, Obispo de Bayamo-Manzanillo,  concelebrantes en la Eucaristía junto a mons. Marcos Pirán, expresó el deseo de que “la fidelidad a Dios, a la Iglesia y a Cuba de nuestros antecesores, nos sirva de ejemplo y aliento en medio de estos días que vivimos para que, a nuestro pueblo, no le falte la vida en abundancia que Jesús nos dejó como fruto de su entrega total al Padre, lo cual ellos nos testificaron con el ejemplo de su vida».

Los obispos y el párroco de la catedral

Católicos de Holguín y Las Tunas habían llenado a S.I. Catedral de San Isidoro, en Holguín para dar su último adiós a quien durante 35 años sirvió como pastor en la zona, de ellos 26 como primer obispo de la Diócesis de Holguín, creada en 1979.

Desde temprano en el día, 18 de diciembre los restos mortales de Mons. Hector Peña, fallecido al amanecer, recibieron las oraciones de los fieles que fueron acercándose al féretro, colocado delante del presbiterio.

Procesión de entrada

A las 3:00 PM, las campanas de la catedral tocaron a duelo y momentos después se iniciaba la procesión de entrada  precedida por  los acólitos  y seguida por una docena de sacerdotes, varios diáconos y cuatro obispos.

Los familiares de Mons. Peña

En los primeros bancos estaban presente algunos familiares de Mons. Peña y Mons. Aranguren saludó al “ Sr. Ramiro Peña Gómez y, en Ud. a su hermano Carlos y hermanas Silvia y Gema, así como a sus hijos y familiares aquí presentes y a los ausentes, como familia unida que acompañó a lo largo de su vida al hermano y tío, sacerdote y obispo”.

Mons. Peña sirvió en muchas comunidades de la zona antes de ser nombrado obispo auxiliar de Santiago de Cuba en 1970. Entonces Holguín pertenecía a la Arquidiócesis santiaguera, que abarcaba la zona oriental

Los fieles llenan el templo

Saludó también a los obispos presentes y al padre Dariutz (Administrador Diocesano de Ciego de Ávila) así cono a los sacerdotes y diáconos, “varios de ustedes ordenados por la imposición de las manos de Mons. Peña,” recordó Mons. Aranguren.  También expresó sud condolencias al P. Arnaldo Aldama Monserrat, quien, como Vicario General había sido muy cercano colaborador pastoral del difunto obispo.

El coro durante la celebración

En sus palabras el actual obispo de la Diócesis de Holguín hizo un recorrido por la vida de Mons. Peña haciendo notar que tenía 96 años, 70 de sacerdocio y, de ellos, 55 como obispo. Nombró las acciones de su pastoreo, creando parroquias y comunidades, ordenando sacerdotes, invitando a órdenes religiosas a servir en la Diócesis, creando estructuras diocesanas y representando a la Iglesia cubana en reuniones episcopales y encuentros internacionales

Recordó como en 2005, al celebrar sus Bodas de Oro Sacerdotales, había colocado imagen del Papa Juan Pablo II en el atrio de este templo, “como expresión de gratitud a quien había puesto en él la confianza para crear esta Diócesis y nombrarlo como su primer Obispo”.

Y se refirió a la renuncia que aceptó el Papa Benedicto XVI de acuerdo a lo establecido en la disciplina canónica.  Y como al entregarle el pastoreo de la Diócesis, el 11 de diciembre de 2005 le dijo: “Trata de seguir lo ya comenzado”.

Se dirigió a Jesús, Buen Pastor; a la Virgen de la Caridad y Madre de nuestra Esperanza, y a San Antonio María Claret, pastor probado en este mismo templo, y San Isidoro, patrono de nuestra Diócesis, y les pidió  que “acojan a nuestro hermano y obispo Héctor Luis, como “siervo bueno y fiel, que supo ser fiel en lo poco” y, en la madrugada de hoy, fue “invitado para que pasara al Banquete de su Señor”.

Mons. Marcos inciensa el féretro

A Mons. Aranguren le ha correspondido  despedir a Mons. Peña “como también hice en 1993 con Mons. Alfredo Müller San Martin siendo yo Obispo Auxiliar de Cienfuegos”, compartió al finalizar su homilía.

Mons. Muller era el último de la generación anterior; “ahora lo hago con el último de la generación que ha precedido a la actual, de la que hoy comienzo a ser el mayor, no por edad, sino como Obispo”.

Salida de la catedral. La familia y al fondo sacerdotes con el féretro

Al finalizar la Eucaristía el arzobispo de Santiago de Cuba se dirigió a los fieles y dijo que estaban reunidos allí como en un encuentro de amigos. Asi es la vida, dijo “nacer, crecer, hacer amigos, vivir”. Compartió como había conocido a Mons. Peña, cuando estuvo viviendo en Holguín antes de ser sacerdote. “Nos dio un ejemplo a todos los estudiantes, con su humildad, su permanencia. Nos acompaño”.

Peregrinación al cementerio de Holguin por las calles y entierro
Los fieles en el cementerio

Reconoció que Mons. Peña vivió momentos difíciles y dijo que como cristianos tenemos que tener esperanza. Aunque vivimos situaciones de dolor Cristo está presente”.  Y cuando, nombrado obispo de Bayamo-Manzanillo le tocó  iniciar una nueva diócesis “me acordé de Mons. Peña y la visión con la que él trabajó”.

Mons. Pirán hizo el responso junto al féretro rodeándolo mientras lo incensaba y a continuación varios sacerdotes y diáconos cargaron los restos mortales hasta la puerta e la catedral en donde esperaba un carro abierto por detrás donde fue colocado el féretro.

Se iniciaron los cantos y rezos y todo el pueblo caminó detrás hasta llegar al cementerio de la ciudad y su capilla, en cuyo nicho fue colocado, no sin antes iniciar varias oraciones y canciones. ( A. Cantero)

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