Misa Crismal, bendición de Santos Oleos y renovación de promesas sacerdotales

HOLGUÍN, Cuba.- Con un llamado a los sacerdotes a ser misioneros de la misericordia y a aportar consuelo y cercanía, escucha y compasión tuvo lugar en Holguín la tradicional Misa Crismal durante la que se bendicen los Santos Óleos para los sacramentos y los sacerdotes renuevan su compromiso ante el obispo.
Al ser 2025 un Año Jubilar, la Misa fue precedida con un tiempo de oración ante el Santísimo expuesto y se ofreció la posibilidad de recibir el sacramento de reconciliación.
Además, siguiendo el ejemplo de Jesús en la última cena, los obispos se arrodillaron delante de 12 sacerdotes para lavarles los pies, como gesto de servicio.

La celebración has sido el viernes 28 de marzo en la S.I. Catedral de San Isidoro que se llenó de fieles de la ciudad y de otras comunidades.

Ante el Santísimo se escucharon textos de la Sagrada Escritura invitando a acompañar al Señor, como Él pidió a los discípulos en Getsemani: “Quédense aquí y oren conmigo para no caer en la tentación”.


Con palabras de S. Pablo recordaron que nada ni nadie puede separar al cristiano del amor de Cristo y se recordó a San Francisco de Asís quien decía: “El amor no es amado”.
El silencio alternaba con la canción: “Dios está aquí,” que cantaba el pueblo congregado. Y repetían también: “Cantaré eternamente las misericordias del Señor”.

Para la Eucaristía, los sacerdotes, diáconos y los dos obispos entraron en el templo, en procesión, bordeando, antes, el exterior de la catedral ante los ojos sorprendidos de los transeúntes.
Mons. Emilio Aranguren Echeverría, durante su homilía, tuvo un recuerdo para sacerdotes presentes y ausentes, para los misioneros que sirven en la diócesis y para los diáconos y laicos.
Con palabras de Pablo a Timoteo invito a los sacerdotes a reavivar” el don de Dios que te fue conferido cuando te impuse las manos”. Recordó el sí de San José, el de María y el del mismo Jesús. Ante la renovación de su compromiso pidió a los sacerdotes presentes dar un sí encarnado, “aquí y ahora, en Cuba en 2025 y en la Diócesis, con sus 32 parroquias y comunidades, en el pueblo y con el pueblo”.

En 1986, recordó el obispo, la Iglesia cubana celebró el Encuentro Nacional Eclesial Cubano, comprometiéndose a ser Iglesia encarnada, misionera y orante. Mons. Aranguren comentó como la Iglesia vive aquel compromiso. “Encarnada: porque sufre con el que sufre, llora con el que llora y ríe con el que ríe “ y por ello ilumina”.

Explicó que el sí de la Iglesia se expresa en la presencia y en la permanencia, para la misión. “La misión no es meta a cumplir sino vocación a vivir. No es una tarea sino una respuesta libre y generosa”, dijo.

También pidió a todos orar más, conscientes de las palabras de Jesús: “sin mí no pueden hacer nada”.
A los sacerdotes les pidió ser misioneros de la misericordia ante las dificultades presentes.

Después de proclamar el Credo, en procesión desde el fondo del templo, se acercaron representantes de la comunidad con las ánforas de los santos óleos, que fueron bendecidos por los dos obispos.


La Santa Misa prosiguió como de costumbre. Al final se hizo entrega a los sacerdotes del ‘cirio pascual’ que llevarían a sus comunidades. Mons Aranguren entregó a Marilyn Popa un pergamino de reconocimiento papal y explicó que la entrega se debía haber hecho en el 300 aniversario de la ciudad.

Terminada la celebración los sacerdotes presentes posaron con los obispos para una foto de familia y el templo se convirtió en lugar de encuentro, saludos y muchos abrazos.
HOLGUÍN CATÓLICO