Ordenación diaconal de Ermelio José Perez Jorge, el 2 de enero en su parroquia de Vista Alegre, en Holguín

HOLGUíN, Cuba.-Un canto a las misericordias del Señor ha sido para Ermelio José Pérez Jorge su ordenación diaconal, en la parroquia que le vio crecer y acompañado de su familia, tres obispos, sacerdotes y compañeros del seminario que viajaron de lejos, superando dificultades y los fieles de las comunidades de la ciudad.
A pesar de la lluvia, el templo de Nuestra Señora de los Dolores en el reparto de Vista Alegre, de Holguín, se veía repleto y quienes no pudieron acudir pueden seguir la celebración de dos horas, en diferido, a través de la página de Facebook de la Oficina de Comunicaciones de la Diócesis.

“Tu, Señor me sedujiste y yo me dejé seducir… Tú fuiste más fuerte”, compartió al final de su ordenación diaconal, por la imposición de las manos del obispo de la Diócesis, Mons. Emilio Aranguren Echeverría.
“Hoy, mañana y siempre, como hace mucho tiempo, quiero seguir cantando tus misericordias” añadió, dando gracias a Dios.
“Si Señor, gracias por el don de la vida. Tú has cuidado de mí, siempre”.

En sus palabras, el nuevo diácono expresó su gratitud a muchas personas que fue identificando por su nombre. Primero, dijo, por “el regalo de mi familia. En ella aprendí el valor de la honradez, de la unidad, del cuidado del otro”.
Se acordó de quienes ya no están pero “desde el cielo están de fiesta”. Y nombró a su padre y sus abuelos y agradeció su cariño. Se dirigió a su familia presente “ no solo. son el recuerdo de mi padre sino también apoyo en mi vida”.
De su madre dijo que es la mejor expresión del amor de Dios. “ Ella me recuerda ese amor. Tu vida ha sido mi mayor escuela” le dijo. “Como hace 29 años no me sueltes de la mano y háblale a Dios de mi. Tengo la certeza de que siempre Dios te escucha”.

A lo largo de 12 minutos tuvo palabras de gratitud para Mons. Aranguren que ha sido para él un padre, un amigo y un pastor. “Gracias por seguir confiando en mí “.
Nombró al obispo auxiliar, Mons. Marcos Pirán “que me recuerda siempre el valor de lo esencial en el Evangelio”. Agradeció también la presencia del obispo emérito Mons. Héctor Luis Peña Gómez quien le había hecho notar que era esta la primera vocación al sacerdocio que salía de esta parroquia.

Toda la comunidad se había volcado en los preparativos, con el apoyo del párroco,el padre Emilio Fernández Pintado y de las religiosas Carmelitas Teresas, y también esto lo agradeció.
Hace ocho años Ermelio había dejado atrás la carrera de medicina para optar por el sacerdocio. Estudió la Filosofía en el Seminario de San Basilio el Magno en Santiago de Cuba y la Teología en la Habana en el Seminario San Carlos y San Ambrosio. Por ello agradeció la formación recibida en ambas instituciones. Una vez concluida y dentro de un año de pastoral recibía, ahora, la Orden del Diaconado en preparación a su ordenación sacerdotal.

Dirigiéndose al padre Francisco Expósito, su antiguo párroco en Vista Alegre, le recordó cómo fue él quien le envió al seminario dándole 500 pesos cubanos y un papelito que decía : “Empínate y crece¨. Ahora le decía al padre ‘Paquinín’: “Ocho años después aquí estoy… mi gratitud eterna”.
A la comunidad de Vista Alegre les agradeció la enseñanza de cómo se vive en una comunidad parroquial. Sin olvidar todos los lugares en donde ha hecho pastoral estos años. No podía faltar su gratitud al coro, al Orfeón Holguín, “que hoy me ayudaron a cantar las misericordias del señor”. De todos es sabido su talento para la música y el mismo reafirmó que “me he pasado mi vida cantando y tocando… y en este día se puede decir que los ángeles bajaron a cantar”.
El rito de ordenación tuvo lugar dentro de la Eucaristía, después de la liturgia de la Palabra. El padre Emilio Fernández Pintado presentó al candidato y pidió al obispo su ordenación.
Durante la homilía, Mons Aranguren recordó a sacerdotes de la Diócesis ya fallecidos. También comentó algunos textos del rito de ordenación. Recordó que se invocaría a la virgen y a los Santos para que el candidato sea bendecido, santificado y consagrado.

Explicó que por la imposición de sus manos sobre Ermelio, unida a la unción sacramental recibida en el bautismo y la confirmación, se oraba para que fuera servidor, en la comunión de la Iglesia. La entregaría el Evangelial para que respalde lo que anuncie con el testimonio de su vida.
Mons Aranguren situó esta ordenación en el momento concreto de la Diócesis, con un nuevo Plan Pastoral, con la invitación de la sinodalidad a la comunión, misión y participación y con la experiencia de un movimiento migratorio que crea inestabilidad en las comunidades. Y con todo ello hizo la invitación a tomar conciencia de que el anuncio y la palabra es lo esencial.

Al estar en tiempo de Navidad de le recordó que “iniciaras tu ministerio diaconal durante la Epifanía, que actualiza el misterio de aquellos hombres que vieron la estrella, se inquietaron, consultaron y fueron tras ella, afrontando las dificultades del camino”.
Al encontrarse con el Niño Dios, lo reconocieron y le ofrecieron regalos y después regresaron por otro camino “para llevar a sus gentes el fruto de cuanto habían vivido y la experiencia de encontrarse con el Salvador”.

Después de la homilía, respondiendo al Obispo pronunció sus promesas, entre ellas de obediencia al obispo y su compromiso de celibato. Todo el pueblo, de rodillas, se unió en la Letanía de los Santos mientras el candidato permanecía completamente postrado en tierra. Después, se arrodillo delante de Mons. Aranguren y el obispo le impuso las manos mientras invocaba al Espíritu Santo.
Al nuevo diácono ya con los ornamentos diaconales, el Obispo le entregó el libro de los Evangelios. Acompañado por los aplausos de la comunidad recibió el abrazo de bienvenida de Mons. Aranguren, Mons. Pirán, los diáconos y sacerdotes presentes.

Después de la bendición final Ermelio se dirigió a los presentes para expresar su gratitud y cuando todo acabó, el pueblo se fue acercando para a recibir su abrazo terminando así el rito de la ordenación y Eucaristía que duro poco mas de dos horas.
La fiesta continuó en la casa de las Siervas de María en el reparto de Alcides Pino, con canciones, un almuerzo y conversaciones y baile al son de villancicos. Mons. Aranguren hizo notar que hoy día en la diócesis hay agentes pastorales de 19 países. Con este motivo invitó a algunos a compartir algún canto de sus países. La fiesta concluyó con todos unidos cantando y dejando sonar por todo el barrio la alegría de la Navidad.
Aquí puedes ver segmentos de la Misa y rito de ordenación y la fiesta reducido a 6 minutos,
HOLGUÍN CATÓLICO