
En Holguín el cardenal Beniamino Stella recuerda el alma cristiana de la cultura cubana
HOLGUÍN, Cuba.- A los católicos holguineros y tuneros reunidos en la S.I. Catedral de San Isidoro de Holguín, el 3 de febrero, el cardenal Beniamino Stella les invitó a cuidar la herencia recibida de los mayores que “debe ser cuidada y enriquecida por cada generación, para que los que vengan detrás de nosotros tengan elementos de los cuales nutrirse e inspirarse”.
Como ha venido haciendo en su recorrido pastoral por Cuba, el cardenal centró sus palabras en uno de los discursos pronunciados por san Juan Pablo II durante su visita a Cuba en 1998, de la que se cumple el veinticinco aniversario.

En Holguín recordó el encuentro del 23 de enero de 1998 con representantes de la cultura nacional en el Aula Magna de la Universidad de la Habana, cuando el Pontífice, hoy santo, desarrolló el argumento de las relaciones de la Iglesia católica con la cultura.
“La cultura es aquella forma peculiar con la que los hombres expresan y desarrollan sus relaciones con la creación, entre ellos mismos y con Dios, formando el conjunto de valores que caracterizan a un pueblo y los rasgos que lo definen” había dicho entonces san Juan Pablo II.

Recordó el cardenal Stella que fue precisamente en territorio diocesano, en la costa norte de Cayo Bariay cuando el 27 de octubre de 1492, con la llegada de Cristóbal Colón, se inició en encuentro de los europeos con los habitantes originarios de la isla y “el cristianismo se fue haciendo paulatinamente presente, a pesar de las ambigüedades propias de su tiempo”. Fue entonces dijo que “comenzó la siembra de semillas evangélicas que, a lo largo de la historia, han germinado aquí¨.

Recordó también que “como todo lo que es valioso y necesita cuidado reclama la presencia de una madre, también en estas zonas, pero entonces por la bahía de Nipe, entró en 1612, para quedarse para siempre en el corazón de los cubanos, la Virgen de la Caridad”.
La imagen estuvo primero en el hato de Barajagua y luego, fue llevada hasta El Cobre, “ para que, desde una montaña alta, pudiera abrazar a todos sus hijos e hijas de Cuba, donde quiera que se encuentren,” dijo el cardenal, quien señaló que de esta manera “los dones recibidos en esta tierra se compartieron, se donaron de alguna manera a todo el país”. Y esto, añadió, “no los hizo más pobres, sino al contrario, porque la lógica de Dios nos enseña que la verdadera riqueza está en compartir en el amor. ¡Ahora la Virgen de la Caridad es de toda Cuba!¨

Para el cardenal Stella, “se puede afirmar que, entre las dos fechas —1492 y 1612— se forjaron, en singular simbiosis, los componentes de la cultura cubana”.
La formación de la cultura en Cuba, señaló “ha sido el resultado de una admirable síntesis de elementos propios de lo hispánico, lo africano, lo proveniente de diversos grupos de inmigrantes y lo propiamente americano. Lo que el pensador cubano Fernando Ortiz calificó como el “ajiaco cubano”, dijo, en el que crecieron las figuras del padre José Agustín Caballero, el Venerable padre Félix Varela y José Martí.

Es por ello que invitó a cuidar la herencia recibida de los mayores citando palabras e San Juan Pablo II: “La antorcha que, encendida por el Padre Varela, había de iluminar la historia del pueblo cubano, fue recogida, poco después de su muerte, por esa personalidad relevante de la nación que es José Martí”.
Y el cardenal preguntó: ¨¿Cuál es la antorcha que nosotros hemos recibido? ¿Cómo la estamos conservando y fortaleciendo? ¿Cuál es la que dejaremos a los que nos seguirán mañana? Son preguntas serias¨.
Señaló que el mismo paso de san Juan Pablo II por Cuba y por el mundo “dejó una herencia de fe, de esperanza, de entusiasmo misionero, de entrega y de ofrenda, de serena confianza en medio de la cruz. Para conservarla y hacerla crecer, necesitamos la fuerza de lo Alto, del Espíritu del Señor”.
Se refirió al Evangelio que se había proclamado que aseguraba que “el Padre celestial quiere darnos su Espíritu y las gracias que necesitamos para cumplir nuestra misión”.

A la Iglesia de Dios en Holguín y en las Tunas le dijo: “Sé consciente de la herencia recibida, de la riqueza de tu cultura en cuya alma está el Evangelio de Jesucristo. ¡Cuida tus raíces! ¡Comparte lo que has recibido con todos!
Pidió la intercesión de la Virgen del Cobre y de san Juan Pablo II para que con el auxilio del Espíritu de Dios “el alma cristiana de esta nación se mantenga sana y vigorosa, para bendición de los hijos e hijas de Cuba, en el hoy y en el mañana de la Patria”. (Texto y fotos Araceli Cantero)
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HOLGUÍN CATÓLICO