
Durante la Misa Crismal renuevan los sacerdotes su compromiso de servicio y se consagran los Santos Óleos
HOLGUÍN, Cuba.- Con palabras de ánimo para todos los asistentes, la bendición de los Santos Óleos y la renovación de las promesas sacerdotales del presbiterio de la Diócesis tuvo lugar en la Santa Iglesia Catedral de San Isidoro la Misa Crismal de la Diócesis de Holguín, el sábado 2 de abril.
Unas 300 personas de todas las comunidades de Holguín y Las Tunas se unieron a los fieles de las parroquias de la ciudad. El templo se veía lleno y estuvieron presentes casi la totalidad de los sacerdotes.
“¡Ánimo!, es la palabra de vida de Jesús en la resurrección”, expresó el obispo haciendo uso de la palabra de su lema episcopal.
“¡Animo!, para recibir como don del Padre, los aceites que todos los años ungen nuestra vida y nuestros corazones y nos hacen caminar en santidad!”

El tema de la unción, “por la que Dios se apropia de nuestra vida,” fue tema central de su homilía, referida a las lecturas proclamadas.
Estar y saberse ungido implica “ver los signos pequeños que llevan dentro de si el gozo del evangelio y hacérselo descubrir a nuestra gente, día a día, para que crezcan en la esperanza y para que aprendan también a encontrarlos cada día, ” les dijo a los sacerdotes.
Les invitó a tener una mirada desde lo cercano “que nos permita descubrir, apreciar, amar y dar calor a lo más pequeño que acontece en cada jornada, y una mirada proyectiva para ver el horizonte hacia el que nos dirigimos que ya está dentro de lo pequeño, de la misma manera que sucede en el interior de cada semilla que se siembra”.

Les recordó que “Jesús y su reino aparecen en nuestro horizonte. Él es quien nos atrae, nos enriquece, nos da las energías y nos descansa”. Jesús empezó “sembrando poco a poco, palabras nuevas llenas de vida acompañadas de pequeños gestos”, subrayó. “Y al final se sembró él mismo”.
Para Mons. Aranguren, la unción recibida en el bautismo y en la confirmación y por la ordenación sacerdotal “nos fortalecen y dinamizan para que seamos servidores humildes de lo posible, que mediante la fuerza del Espíritu Santo, sin nosotros darnos cuenta, comienza a germinar lo que creemos imposible”.
Refiriéndose a la muerte y resurrección de Jesús afirmó que “así es nuestra vida. Comenzamos con el anuncio sembrando el kerigma evangelizador y terminamos sembrándonos a nosotros mismos en esta sagrada tierra”. Y explicó que la planta crece “sin que sepamos cómo, de día cuando todo es claro y luminoso y de noche, cuando estamos rodeados por la oscuridad y la incertidumbre”.

El obispo reconoció que resulta duro el trabajo de siembra y más aún “sembrarnos a nosotros mismos en esta tierra”. Exige amor oblativo, ofrecer la propia vida. “No es lo mismo sembrar que sembrarse. Jesús se sembró en la cruz… Nos amó hasta el extremo”, recordó con palabras del Evangelio ( Jn.13.1).
Sus palabras fueron también una invitación a no buscar el éxito “sino la capacidad de engendrar, de gestar algo nuevo, de vivir y transmitir el evangelio como una novedad”. Y recomendó la opción “no de trabajar mucho hasta quedar molidos , sino la de ser fiel a la fuerza de la semilla que Dios ha sembrado”, porque la cosecha ya empezó en Jesús Resucitado.
La reliquia ósea del cubano Fray Olallo Valdés, religioso de la Orden Hospitalaria, beatificado en Camagüey en 2008, fue llevada en procesión y presidió la celebración durante la que se bendijeron los santo óleos que se utilizaran a lo largo del año en las celebraciones del bautismo y confirmación. Representantes de las comunidades recibieron el cirio pascual que presidirá las celebraciones durante el año.

Por primera vez participó como obispo auxiliar Mons. Marcos Pirán, y durante la Eucaristía se recordó a los sacerdotes y la religiosa fallecidos durante el año. Las fotografías de los sacerdotes diocesanos Agustín Domínguez y José Álvarez, el agustino recoleto Joel Naranja y la Hermana Cordelia se colocaron en un panel a la derecha del presbiterio.

Como había comentado en la programación radial de este domingo, el obispo reconoció a los sacerdotes de la Diócesis, la mitad de ellos cubanos y el resto de países latinoamericanos: Argentina, Perú, Colombia, México, Guatemala, Panamá. También de Polonia, Eslovaquia y Tanzania, en África
Mons. Emilio Aranguren Echeverría recordó que el 3 de abril se cumplían 302 años de la bendición del templo –hoy catedral—y el 4 de abril de 1720 se celebró la Primera Misa en la villa de Holguín que lo tiene como Santo Patrono, por lo que la Eucaristía anticipaba la fiesta.

HOLGUÍN CATÓLICO