ANTE EL DETERIORO MORAl VALORES ABSOLUTOS

En el octavo día de la Novena de la Virgen, segmentos de la Carta de los Obispos en 1993

HOLGUÍN, Cuba.-  ‘El deterioro de lo moral’  en el país es otro segmento señalado por los obispos cubanos en la carta de 1993, que ahora ha rescatado Mons. Emilio Aranguren Echeverría a modo de reflexión durante la Novena preparatoria a la fiesta de la Virgen de la Caridad.

El texto elegido es uno de los aspectos sobre ‘la situación de nuestro país’ junto a los ya esbozados en anteriores días de la novena: el Diálogo, La Familia y La Veracidad.

El segmento hace notar el aumento que se daba entonces en comportamientos que calificaban como “ la manifestación de una agresividad reprimida que genera una inseguridad personal en la calle y aún en el hogar”. Ello agravado por las carencias materiales. Expresaban los obispos la dificultad de alcanzar “un clima moral fundado sólo en lo relativo y no en lo absoluto”.

A continuación se incluye el texto de la Carta de 1993 sobre este tema.

EL DETERIORO DE LO MORAL  (El amor todo lo espera cf, 38-39)

       Debemos prestar atención al deterioro del clima moral. Los padres y madres, sacerdotes, educadores, agentes del orden público y las autoridades se sienten con frecuencia desconcertados por el incremento de la delincuencia: robos, asaltos, la extensión de la prostitución y la violencia por causas generalmente desproporcionadas. Estos comportamientos son, muchas veces, la manifestación de una agresividad reprimida que genera una inseguridad personal en la calle y aún en el hogar.


–       Las carencias materiales más elementales favorecen un clima de tensión que, en ocasiones, nos hace desconocido al cubano, naturalmente pacífico y cordial. De igual forma los altos índices de alcoholismo y de suicidio revelan, entre otras cosas, la presencia de factores de depresión y evasión de la realidad. Los medios de comunicación social reconocen, a veces, estos hechos, pero no siempre tocan fondo en el análisis de las causas y de los remedios.
–       Se hace muy difícil alcanzar un clima moral fundado sólo en lo relativo y no en lo absoluto. Por eso es necesario también que nos preguntemos serenamente en qué medida la intolerancia, la vigilancia habitual, la represión, van acumulando una reserva de sentimientos de agresividad en el ánimo de mucha gente, dispuesta a saltar al menor estímulo exterior. Con más medidas punitivas no se va a lograr otra cosa que aumentar el número de los transgresores, esto lo saben muy bien los padres de familia. Es muy discutible el valor del castigo para humanizar, sobre todo cuando este rigor se ejerce en el ámbito de la simple expresión de las convicciones políticas de los ciudadanos.
–       Es bueno insistir a las instancias del orden público para que no cedan tampoco ellos a los falsos reclamos de la violencia. Los problemas se pueden afrontar con serenidad y en el clima de cordialidad, lo que generalmente nos ha caracterizado como pueblo
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HOLGUÍN CATÓLICO