
Celebración de la Misa Crismal de 2020 en la Catedral de San Isidoro en Holguín
HOLGUÍN, Cuba.-En su mensaje durante la homilía de la Misa Crismal, en la Catedral de San Isidoro, el obispo de Holguín, Mons. Aranguren Echeverría ha recordado a los fieles que: “todos nosotros, hemos sido ungidos con el Santo Crisma en el Bautismo, en la Confirmación y en la Ordenación presbiteral”.
La celebración ha tenido lugar el 29 de junio, Festividad de San Pedro y San Pablo y debido a las medidas sanitarias ante el Covid19, han participado lo miembros del clero diocesano y un número limitado de representantes de las comunidades.
Mons. Aranguren ha nombrado a las 86 personas fallecidas en Cuba a causa de la pandemia, cuatro de ellas de la Diócesis y a otras fallecidas por otras causas. También ha pedido orar especialmente por los sacerdotes: “Hoy están aquí en torno al altar, en comunión fraterna conmigo, entre ellos y con ustedes, y todos en comunión con nuestras comunidades y con la Iglesia”.

Y aunque hay que guardar distanciamiento físico, el Obispo ha señalado que “nunca nos podemos distanciar en la experiencia de la comunión espiritual, sacerdotal, eclesial, familiar… Eso es un campo específico donde solamente entra y actúa el amor y la gracia de la presencia del Espíritu Santo, lo que hoy expresamos con dos signos”.
Los signos a los que se ha referido son los propios de esta celebración: la consagración del pan y el vino y la bendición de los Santos Óleos para los sacramentos durante el año.
Mons. Aranguren ha pedido a los fieles regresar a sus comunidades y leer y compartir el texto proclamado, de los Hechos de los Apóstoles, que narra la curación de un paralítico de nacimiento que se sentaba a la puerta del templo pidiendo limosna.
“El paralítico que no puede valerse por sí mismo, sino que lo llevan y colocan junto a la puerta, son muchas personas de nuestro pueblo, del que nosotros formamos parte” ha comentado el Obispo.

“Pedro le dijo: Mírame, no en singular, sino ‘míranos’ en plural. No me mires a mí, mira a la comunidad que nosotros representamos”, ha indicado Mons. Aranguren pidiendo que los presentes lean despacio el texto, “subrayen lo que le llama la atención, piensen que cada uno de ustedes, como ungidos-discípulos-enviados” son Pedro y Juan, o Pablo y Bernabé.
“Tenemos delante rostros, realidades que miramos y tocamos, y buscamos cómo responder a lo que necesitan, sin que ellos nos lo digan”.
Y para ello, les ha dicho que es imprescindible que, igual que Pedro le dijo al paralítico ‘No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, camina”, así “demos lo que tenemos que, por vocación y misión, somos los únicos que podemos darlo o compartirlo: el anuncio de la Buena Nueva que es Jesucristo y la vida de la gracia que nos mereció y nos dejó para que nosotros la diéramos”.

Mons. Aranguren se ha dirigido a distintos grupos de la comunidad católica.
A los sacerdotes y diáconos les ha pedido que “unjan con el Óleo Santo a cuantos expresen disposición para recibir el Bautismo. Necesitan ser fortalecidos con la fuerza de Dios”
A las comunidades les ha pedido que avisen al obispo “ para ir a Ungir con el Santo Crisma a quienes concluyen su etapa de Iniciación Cristiana.
A los jóvenes les ha pedido que “ no rechacen la mano de Jesucristo si sienten que quiere levantarlos de la parálisis de la indiferencia o del conformismo mediocre, y dejen de mirar al más allá de nuestros mares como proyecto de vida”, e incluso consideren si Jesús los invita a que lo sigan más de cerca.
A las familias les ha dicho: que no dejen de llamar a los sacerdotes “para que unjan con el Óleo de los Enfermos a cuantos experimentan el cansancio de los años, las dolencias del corazón o la cruz de la enfermedad.”

En este día, y delante de los presentes se le hizo entrega al Obispo de un cuadro con el Escudo de la Diócesis y otro con el Escudo de la Ciudad
Desde las 8:30 AM y a modo de preparación, se habían realizado dos encuentros. Uno en la parroquia de San José, con laicos y algunas religiosas y el otro en la Catedral de San Isidoro con sacerdotes, diáconos permanentes y una religiosa/o por comunidad.
Después de un receso se unieron los dos grupos para la Eucaristía Crismal durante la que se bendicen los Santo óleos para los sacramentos durante el año y los sacerdotes renuevan las promesas sacerdotales asumidas el día de su ordenación.
Al concluir la Misa se ha distribuido el almuerzo desde cuatro lugares diferentes a donde acudieron los fieles por Vicaría.
Puedes leer el texto completo de la Homilía de Mons. Aranguren
HOLGUÍN CATOLICO