Una parábola de Mons. Aranguren para hacer llegar el agua de la vida en Cristo a toda la Diócesis
HOLGUÍN, Cuba.- Con dibujos y animación y proyectando sobre una pantalla, el obispo de Holguín presentó una parábola sobre cómo mejor hacer llegar la vida en Cristo a las comunidades de su Diócesis.
Durante la Asamblea Diocesana de Pastoral del pasado 29 de febrero, Mons. Emilio Aranguren Echeverría se valió de la imagen de un edificio, un tanque, una cisterna y una pipa o camión de agua para mostrar las buenas prácticas de una buena coordinación en la pastoral diocesana.
El edificio que apareció en la pantalla tenía cuatro secciones—representando a las cuatro vicarías de la Diócesis – y en cada una aparecían distintos apartamentos representando a las parroquias.
El edificio tiene una tanque elevado que recibe el agua que proviene de la cistera para distribuirla a las 4 secciones o Vicarías. La bomba que absorve de la cisterna e impulsa hacia el tanque es la Iglesia, todos los llamados a bombear la vida en Cristo que es el agua. La cisterna, explicó es el depósito de la vida en Cristo, fruto de la entrega de Jesús Al caudal de agua lo llamó MEGRAM (mensaje, gracias, amor).
“La educación en la fe, la liturgia y la misión, la acción social están bombeando el agua”, indicó. Este agua no debe quedarse en el tanque sino ir a todos los destinatarios a través de las vicarías, parroquias y comunidades.
“Que bueno es cuando uno llega a la comunidad y ve que el agua está cayendo”, dijo. “Y que pena cuando uno ve que no está cayendo. Qué pasa, dijo: “Hay tupición”.
Esa tupición a veces desanima a los que están bombeando. Es importante que los Consejos Pastorales examinen por qué hay tupición, lo mismo que hace una familia en una casa, que buscan a un plomero para que destupe, explicó.
Y como las personas necesitan la ‘vida de Dios’ subrayó el Obispo, las personas salen a buscarla por su cuenta. No pueden esperar. Bajan la escalera con su cubito, y sin beneficiarse de la experiencia de la comunidad.
Y a veces ocurre algo más, deploró. En ocasiones aparecen “las pipas” camiones con agua, “pero es un agua que no es igual a la de la cisterna, y con esa los vecinos resuelven”, “se contentan” e incluso la ofrecen a otros vecinos, ya que el agua de la cisterna no les llega por el tanque. “Es un agua que no tiene nada que ver con nuestra cultura, con la historia de la fe de nuestro pueblo”. Lo que ofrece al apartamento es una ‘solución particular’.
Mons. Aranguren animó a los presentes para que todo lo que se deposita en la cisterna: servicios pastorales y materiales, pueda llegar desde las cuatro Vicarías a las 32 parroquias de la Diócesis con sus muchas habitaciones que son sus comunidades.
“Esa es el agua de la vida en Cristo que hemos de llevar a los demás”
HOLGUÍN CATÓLICO