MANATI: 10 AÑOS DESPUÉS DEL HURACÁN IKE

Manati-0“La Virgen preservó nuestra vida”

 MANATÍ, Cuba.- Al amanecer del día 8 de septiembre, cuando aún no había salido el sol, la comunidad católica de Manatí, en la zona noroccidental de la Provincia de Las Tunas, se dio cita en el nuevo templo, aún sin terminar, para celebrar a la Patrona de Cuba y agradecer su protección de hace 10 años, cuando la zona fue azotada por el huracán Ike en el mismo día de la fiesta de la Virgen.

Desde Holguín, a más de dos horas por carretera, acudió el Obispo de la Diócesis para presidir la Eucaristía que fue a las 6:30 de la madrugada para que los fieles pudieran acudir, después, a su centro de trabajo.

Acompañó al obispo el P. Francisco (Frank) Lugones, hoy párroco en San Andrés, quien en 2008 lo era en esta comunidad de San Miguel Arcángel, que vio derrumbarse su templo de madera por los embates del ciclón.

Mons. Emilio Aranguren Echeverría agradeció los progresos logrados en la zona durante los 10 años transcurridos y oró para que de la misma manera que se habían podido reconstruir las pérdidas materiales, ocurra con la comunidad.

La celebración fue en el nuevo templo, ahora con techo de placa y mayor capacidad que el original, para recordar, celebrar y dar gracias.

Allí estaba Julio Cesar Guzmán Yanez, un joven que tenía 10 años cuando Ike arrasó por la costa norte de las Provincias de Holguín y Las Tunas.

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Julio Cesar Guzmán

“Fue una experiencia desastrosa”, recordaba. Él lo había vivido en su casa con su familia y al amanecer “vimos todos los árboles tumbados en la calle, casas sin techo y personas llorando porque lo habían perdido todo”. Para el joven fue una experiencia triste y al mismo tiempo piensa que “era el día del nacimiento de la Virgen y ella preservó nuestra vida”.

Mayra Pavón, se quedó en su casa y dio abrigo a sus padres. Ellos perdieron la suya. “Ya al amanecer caminamos por el barrio y vimos las casas caídas, las matas tumbadas y el templo en el suelo”.

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Mayra Pavón

Dice que vivieron cosas muy tristes, pero “ya nos vamos recuperando. Mi mamá tiene una casa mejor y tenemos un templo mejor”, comenta, con una sonrisa.

Ricardo Mendoza tenía a su mamá encamada. “Me dijeron que había que sacarla. Y como no tenía donde ir me fui al politécnico”. Recuerdo que aquello “estaba terrible, mi mamá tuvo que poner una colchoneta en el piso, sin luz, y alguien le pisó el brazo. Allí estuve como tres días hasta que una persona cristiana me ofreció su apartamento en donde ella tenia recogidas unas 8 personas. Nunca lo podré olvidar”.

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Ricardo Mendoza

Su casa antigua y de madera perdió el techo, y varias antigüedades, “que se me echaron a perder, libros, lámparas, tres cuadros de pintura, buenas y muebles.” Se ha recuperado y aunque su madre ya murió no olvidará “que ella se portó con gran fortaleza cristiana”.

Fueron muchas las personas que albergaron a otras más necesitadas. Una de ellas es Melba Acevedo que resistió al huracán en su casa con 45 personas del barrio. Al día siguiente, cuando las personas empezaron a salir “daban gritos porque ya no tenían vivienda alguna”.

Ella dio albergue a tres familias por una semana y “a otro muchacho que no tenia donde ir lo tuve seis meses hasta que le construimos una casita entre los vecinos”. Dice que a otros en el barrio les dieron vivienda o facilidades para construir.

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Melva Acevedo albergó a 45 personas

Sonia Ramos Sosa pasó la tormenta en casa de su mamá y allí dieron albergue a 26 personas de Puerto de Manatí que los tuvieron que trasladar. ¨Fue por cinco días hasta que les fueron dando vivienda, pero colaboraban en lo que podían. La Iglesia ayudaba a las personas con mayores problemas” dice. Su casa tuvo daños parciales que fue arreglando y a los 28 días pudo regresar.

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Sonia Ramos

Mons. Aranguren tiene los datos de los destrozos. Además del Templo de Manatí quedaron totalmente en el suelo los templos de Velasco, El Recreo, La Nasa y Potrerillo. El de Floro Perez perdió el techo y también el de Fray Benito. Las casas diocesanas de Macabi y la del del central Guatemala quedaron muy afectadas, además del templo de Yabazón, el de Gibara y el de Santa Lucia que tuvieron graves afectaciones.

El Obispo está satisfecho de que poco a poco se ha ido reconstruyendo lo afectado. Las obras en Manatí se han demorado por ser una zona muy aislada y es difícil llegar con los materiales. Además, se han demorado los permisos ya que el templo original era de madera y el de ahora es de es cemento y hormigón.mapaManati

A quienes le escuchaban en Manatí les invitó, usando la imagen de los espejuelos a veces empañados, a limpiar la mirada y mirar con los ojos de la fe. Les puso el ejemplo de María que siempre acompaña a sus hijos. Les recordó que en 2019 se cumplirán los 40 años de la creación de la Diócesis, instándoles a reconocer la historia vivida y repetir con María “las misericordias del Señor siempre cantaré”.

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El nuevo templo de placa en el lugar en donde estuvo el original de madera

El actual párroco, padre Antonio Marrero agradeció la visita del Obispo y del P. Lugones, quien también se dirigió a la comunidad, dando gracias porque que ha ido creciendo. Pidió a la Virgen por la unidad, la fraternidad y la reconciliación. Recordó que “Dios hace cosas grandes y que lo negativo que nos ocurre es para hacernos crecer”.

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El  nuevo templo lleno de fieles espera el inicio de la Misa

Varias personas de la comunidad se acercaron con velas encendidas para ofrecerlas ante la imagen de la Virgen. El Obispo aprovechó este gesto para recordarles que la vela si no se desgasta se apaga. Les dijo que “así ocurre con nuestras vidas” y les recordó la letra de la canción que se había cantado: “yo te quiero ofrecer, lo más bello y mejor que hay en mi corazón”.

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El antiguo párroco, P Frank Lugones, izq. y  el actual, P. Antonio Marrero delante de la casa parroquial de Manatí

HOLGUÍN CATÓLICO

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