HOLGUÍN, Cuba.- Con un ejemplo, una pregunta y un invitación el obispo de Holguín, Mons. Emilio Aranguren Echeverría animó a los adolescentes de su Diócesis a no olvidar que a pesar de su corta edad ya son personas con capacidad de decidir por ellos mismos y a no olvidar su compromiso bautismal.

De toda la Diócesis, que comprende las provincias de Hoguín y Las Tunas cerca de 300 adolescentes se dieron cita en la Iglesia de San José de Holguín para celebrar el tradicional Pentecostés de Adolescentes, en la vigilia de la fiesta del Espíritu Santo

Muchos de ellos tuvieron que salir de madrugada de sus comunidades. Algunos se atrevieron a subir los 458 escalones hasta la Loma de la Cruz que domina la ciudad de Holguín. Todos llenaron el templo, sentados sobre el piso que había sido despejado de bancos

Convocados por la Pastoral Juvenil llegaron a la ciudad acompañados de sus asesores adultos, religiosas y varios sacerdotes, y recibieron palabras de saludo del asesor diocesano P. Alexander Ceballo, que junto al P. Hécto Arrúa svd concelebró la Eucaristía que presidió Mons. Aranguren.

Durante la homilía, el Obispo dijo que les ofrecía un ejemplo, una pregunta y una invitación. Se valió del ejemplo de un lunar que un joven tenía en la espalda y nunca se lo había podido ver, para decirles que la marca del bautismo sobre cada cristiano es mucho más que la marca de un lunar en el cuerpo que algunos tienen por los genes familiares.

“Cuantos hemos sido bautizados, recibimos esa marca dentro de nosotros. No es una marca que se ve, pero es algo que se siente” les dijo. Les invitó, en la fiesta de Pentecostés, a retomar esa marca, a saber que el Espíritu Santo les marcó en el bautismo, y que esa marca se ratifica en la confirmación.

Se había proclamado la lectura en la que la voz de Dios despertó al joven Samuel y este tres veces acudió al profeta Eli, pensando que era él quien le llamaba.

El obispo hizo notar que el joven tenía mucha confianza en el profeta para despertarle tres veces, y el profeta Eli, tuvo mucha paciencia con él porque le amaba mucho.

A los adolescentes, Mons. Aranguren les dejo una pregunta. “identifiquen en el silencio de su corazón y su mente, el nombre de tres personas en que ustedes pueden confiar—como hizo Samuel con Elí– para conversar algo que les interesa y no quieren que nadie más lo sepa”.

Al final de la Eucaristía, el obispo les lanzó una invitación. Volver a sus comunidades y preguntar que dónde está el grupo de la Infancia Misionera, y que está haciendo, para poderse involucrar.

El Pentecostés de adolescentes continuó con actividades y oración durante toda la mañana, antes de regresar a sus comunidades para celebrar, al día siguiente, la fiesta de Pentecostés

HOLGUÍN CATÓLICO