El pueblo se unió en procesión por las calles
GIBARA, Cuba.-En Gibara, repicaron las campanas llamando a la población a celebrar a San Fulgencio, en el 200 aniversario de la fundación de la ciudad, con una solemne procesión mañanera por las calles, oración de Acción de Gracias y bendición de la ciudad en el lugar emblemático en donde se inició la villa. Por la tarde tuvo lugar una Eucaristía presidida por el Obispo de Holguín.
Fueron muchos los que acudieron al templo de San Fulgencio el 16 de enero, para unirse a la solemne procesión que recorrió las calles al son de la banda munincipal, con melodías sacras como Pueblo de Reyes y la Oda a la Alegría. Detrás de la banda caminaba el Obispo con varios sacerdotes y numeroso pueblo que se congregó frente a un sencillo altar coronado con el crucifijo del siglo XVIII que se venera en el templo.
El acto fue en el lugar conocido como La Batería de Fernando VII, lugar en donde estuvo la fortaleza que dio lugar a la ciudad. Allí, el Obispo católico Emilio Aranguren Echeverría proclamó un solemne Te Deum de acción de gracias y bendijo la ciudad, mientras se escuchaban salvas de artillería y el rumor de las olas.
Momentos antes, desde el púlpito de la iglesia, el párroco de San Fulgencio, P. Pablo Emilio Presilla dio la bienvenida recordando que “nos convoca la historia y nos convoca Dios que hace historia con el hombre, para bendecir, alabar y dar gracias por lo que en 200 años nos ha concedido”. Animó a todos los presentes cristianos, creyentes y no creyentes “a vivir este momento con profunda intensidad. Quienes creemos en Dios para agradecer su ayuda y los no creyentes para desear el bien y la prosperidad para el pueblo”.
El Te Deum y bendición fue junto a la bahía, en el lugar en donde el 16 de enero de 1817, bajo el teniente gobernador de Holguín Francisco de Zayas y Armijo, se colocó la primera piedra de una fortificación situada sobre la punta de Yarey que después se convertiría en villa y es hoy ciudad cabecera del municipio.
Para 1820 y a pesar de los ataques de corsarios y piratas, la población tenía 21 casas y la iglesia, entonces de madera y tejas, construida por el mismo Zayas y los vecinos. La fachada principal miraba a la calle de San Fulgencio. Y fue precisamente en junta parroquial del 16 de enero de 1823 cuando fue electo el primer Ayuntamiento de la población, bajo la constitución española de 1812.
Este templo prestó servicio hasta 1853 en que se bendijo el nuevo, el 11 de junio, proyectado por el arquitecto catalán Don Juan Pons, quien también hizo muchas de las imágenes que muestran sus altares.

Al iniciarse el acto commemorativo delante de La Batería, Mons. Aranguren se acercó y besó el crucifijo así como hicieron el P. Francisco Expósito y el P. Pedro Pablo Ladrón de Guevara que habían sido anteriormente párrocos del lugar. Mientras el Obispo proclamaba la oración del Te Deum, se escucharon varias salvas de artillería.
Según la tradición, el nombre de esta villa, procede de las voces indígenas Jiba-Jibara, que denominan a un arbusto silvestre muy popular en la medicina verde por sus propiedades .
El ejemplar de la fauna que caracteriza al territorio es el cangrejo blanco y también el cangrejo colorado. En la época de desove los cangrejos invadían la ciudad en su tránsito al litoral, y se les veía transitar por las calles, lo que le dio a Gibara el sobrenombre de ‘Villa blanca de los cangrejos’.

Este sobrenombre aparece en el Himno de Gibara que todos escucharon, aunque cantar la letra, antes de finalizar el acto. La canción originalmente conocida como “La que sube” es una habanera del poeta gibareño Fernando Cuesta Mora y música de Candido de Avila.
Su origen fue a raíz de los juegos de pelota entre Gibara y Holguín y la inspiró un pelotero que lanzaba la llamada bola “submarina”, de ahí el título de “la que sube”. Hoy día la canción se conoce como ‘Viva Gibara’ y dice en una de sus estrofas: ¡Viva Gibara, viva Gibara/ La Villa Blanca de los cangrejos /La perla hermosa, de nuestro Oriente /La soberana, la soberana, de los ensueños!
HOLGUÍN CATÓLICO