MONS ARANGUREN: LA GLORIA DE DIOS EN TÍ

Mons. Juan de Dios Hernández Ruíz predicó la homilía por el 25 aniversario episcopal de Mons.  Aranguren
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Mons. Emilio y Mons Prego en 1991

HOLGUÍN, CUBA.- El obispo auxiliar de La Habana, Mons. Juan de Dios Hernández Ruíz fue el predicador durante la eucaristía por el 25 aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Emilio Aranguren Echeverría

La celebración tuvo lugar en la Santa Iglesia Catedral de San Isidoro, en Holguín, el 25 de Junio, con la participación del Nuncio Apostólico en Cuba, Arzobispo Giorgio Lingua y otros siete obispos.

En sus palabras durante la homilía Mons. Juan de Dios Hernández Ruíz, se refirió a las lecturas elegidas por Mons. Emilio para la celebración y reconoció que “al entregarnos estas lecturas nos está develando las fuerzas internas más profundas de su corazón y nos está descubriendo por donde ha caminado Dios con él en su historia salvífica”.

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Mons. Emilio, izq. y Mons. Juan de Dios

El predicador afirmó que como Iglesia el fin de la humanidad es la participación en la gloria Divina y se refirió al salmo 113 que había sido proclamado “no a nosotros Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la Gloria”, para señalar que “ esta es la motivación más profunda que Mons. Emilito y todos nosotros tenemos para estar aquí”.

Fue indicando como la “gloria y honra de Dios se revela y transita por nuestras vidas “y como por la fuerza del Espíritu Santo ha ido transformando la vida de Mons. Emilito”. Y dirigiéndose a él continuó: “y a pesar de tu condición humana, cargada de debilidad hoy te podemos llevar a la mesa de este Altar: tu vida junto a la del único Santo y Eterno sacerdote, obispo y pastor, Cristo Jesús”.

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Mons. Emilio Aranguren

Además del salmo 113, Mons. Juan de Dios se refirió a la primera lectura proclamada en que el rey Salomón le pide a Dios sabiduría para gobernar. “La sabiduría que pide Salomón parte de la experiencia viva, de sentir en carne propia las vicisitudes humanas y los gozos y desde ahí descubrir la voluntad de Dios y su presencia”, precisó. Señaló que: Estas Bodas de Plata nos invitan a todos a pedir el don de la sabiduría, ese don, no viene ni de la carne, ni de la sangre, viene de lo Alto”.

A  Mons. Emilio le dio las gracias por hablarnos desde lo bueno que hay en tu vida, de este don. Gracias por querer mostrárnoslo, gracias por decirnos, cómo se adquiere y su carácter indispensable para que también nosotros demos gloria a Dios con la sabiduría del salmista “no a nosotros Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la Gloria”.

Al comentar la segunda carta de Pablo a Timoteo, recordó que el apóstol le recuerda a Timoteo que por la inhabitación del Espíritu conservará firme el depósito de la fe y soportará las fatigas y dificultades de su ministerio aprovechando con ello el privilegio de sufrir por amor a Cristo.

“Qué hermoso paisaje divino–humano a través del cual podemos ver el corazón del discípulo con el que Mons. Emilito se identifica y con el cual da Gloria a Dios”, afirmó.

El escudo episcopal de Mons. Aranguren: La palma cubana, con la M y la A de María, un sol: Cristo, el arado del escudo de Las Villas,, el mar y la orilla: lugar de comunión, Cinco ‘cauburus’ signo de la unidad familiar

El evangelio proclamado fue el que contiene el lema episcopal de Mons. Emilio: ¡Ánimo! Es la palabra que Jesús dirige a Pedro cuando este se lanza desde la barca para alcanzar a Jesús.

Caminar sobre las aguas es atributo exclusive de Dios, explicó Mons. Juan de Dios. Pero los discípulos buscan el triunfo, la sabiduría humana y no han descubierto la Gloria de Dios. Por eso confunden a Jesús con un fantasma, caminando sobre las aguas. Y aunque Jesús llama a Pedro, él siente miedo. “Tendrá que dejarse coger de la mano humildemente, tendrá que dejarse ayudar, sobre todo tendrá que aprender a permanecer muchas horas contemplando a su Maestro. Sólo a su lado superará el deseo de éxito y triunfo humano, sólo junto a Él aprenderá a vivir amando hasta el extremo, dando la Gloria al Padre dejándose conducir para llegar a ser pescador de hombres”.

En la Homilia Mons. Juan de Dios recordó a quienes le escuchaban que “siempre el horizonte de la Gloria de Dios da la fuerza que viene de lo alto y aunque muchas veces ha de resultar inalcanzable nos presenta siempre el Dios ‘siempre más’ que pone en nuestras vidas ideales y sueños que aunque no los alcancemos todos nos permiten sentir su voz que nos dice “Ánimo”, para Dios nada hay imposible, y nos invita, sobre todo a seguir caminando.

A Mons. Emilio le dio las gracias “por permitirnos ver desde el paisaje de tu vida la Gloria de Dios en ti. Gracias por permitirnos ayudarte a decir en esta mañana lo mismo del salmista: “no a nosotros Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la Gloria”. Amén.

A CANTERO

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