HOLGUÍN, Cuba.- La mañana del miércoles 23 de septiembre Holguín amanecía de una manera diferente, aún se percibía el buen sabor que había dejado un encuentro inolvidable de una buena parte del pueblo cubano con el papa Francisco.
Este día en el que la Iglesia hace memoria del Padre Pío de Pietrelcina la Iglesia local ofrecía en la Catedral una Misa de acción de gracias por los frutos de la visita de Su Santidad a esta tierra holguinera. El Padre Pío, de nombre Francesco Forgione fue sacerdote italiano, el primero en llevar impreso sobre su cuerpo las señales de la crucifixión de Cristo y heredero espiritual de san Francisco de Asís,
La celebración estuvo presidida por Mons. Emilio Aranguren Echeverría –obispo diocesano- en la que concelebraron casi una veintena de la curia diocesana. Estuvieron presentes además varias congregaciones religiosas, laicos, voluntarios y una buena representación del coro papal.
“Esta es una acción de gracias por que todo se ha realizado con comunión” expresaba Mons. Emilio al inicio de su homilía la que giró en torno a tres puntos fundamentales: una explicación, una valoración y un signo.
Al inicio de su “explicación” hablaba desde su experiencia personal de que este acontecimiento había propiciado el reencuentro -en Holguín- con sus hermanos, y de esta manera recordaba la diferencia entre reencuentro y reconciliación, apuntando que “estamos más necesitados de reencuentro que de reconciliación pues no ha habido rupturas sino distanciamiento”. La “valoración” giraba en torno a los que -desde lejos- siguieron este inolvidable encuentro que traducía en “signos” de unidad, concordia y paz.
Después del momento de la Acción de Gracias Mons. Emilio hacía público un deseo que acarició desde los inicios de la preparación de la visita papal y que hoy Francisco lo materializaba: la solicitud de una veintena de bendiciones apostólicas para personas sencillas de las comunidades de la diócesis, con el fin de que de esta manera sean reconocidas y respetadas.
Asimismo Mons. Aranguren comentaba, que durante el recorrido por las calles holguineras, le entregó al Papa Francisco la penca que la Diócesis diseñó para la visita papal y que en su reverso tenía la oración para el Jubileo de la Misericordia y la relación de las obras de misericordia espirituales y corporales a lo que el Santo Padre apuntaba: “Las obras de misericordia no son para aprenderlas, sino para ponerlas en práctica”.
Al finalizar la Eucaristía, como gesto de rencuentro y unidad, convocó a todos los que “desde fuera” habían venido a compartir esta alegría como pueblo cristiano que sin dudas constituyó esta visita papal a dejar en una foto un grato recuerdo.
Vicente Ignacio Álvarez Morell
Comunicadores, Diócesis de Holguín