Tiene como patrón a San Pedro Poveda
HOLGUÍN, Cuba.-Educar con el mensaje de la virtud y demostrarlo con la coherencia de vida fue una de las invitaciones del Obispo de Holguín, a los cincuenta y un educadores que participaron en la V Escuela de Verano “San Pedro Poveda” celebrada del 27 de julio al 1 de agosto en Holguín.
En sus palabras de bienvenida, Monseñor Emilio Aranguren Echeverría también les pidió a los educadores que en este próximo año escolar se acerquen a cinco familias de sus alumnos, para que “palpen y toquen” su experiencia familiar con todo lo que esto conlleva de seguimiento.

Procedentes de diversas zonas pastorales de la Diócesis de Holguín-Las Tunas los participantes tuvieron la oportunidad de escuchar dos conferencias y participar en uno de los cuatro talleres que se ofrecieron a lo largo de las jornadas.
En su conferencia para todo el grupo, la licenciada Lic. Madeline Gutiérrez Mallorquín desarrolló el tema Alternativa para la recuperación de adicciones. El licenciado Manuel Martínez, Director de Caritas Holguín presentó el tema: El cristiano del siglo XXI en la Iglesia y en el mundo.
La profesora Toni Miranda desarrolló un taller titulado Autores en el aula en el que los educadores aprendieron sobre la creatividad que pueden desarrollar con sus alumnos al convertirlos en autores y poetas y a apropiarse de sus propias historias personales.
En su taller: De Pedro y Pablo a Francisco La doctora Rosemarie Kamke desarrolló un breve curso sobre Historia de la Iglesia.
Comunicación intra e interpersonal fue taller, desarrollado por la Lic. Vivian Vega, en el que los participantes mejoraron habilidades concretas para practicar en el aula y con sus alumnos. La Doctora Ela Alvarado guió a los participantes en un proceso para Desarrollar la inteligencia espiritual en niños y jóvenes.
El encuentro se había iniciado con una Eucaristía presidida por Monseñor Aranguren y concelebrada por algunos sacerdotes de la Diócesis. La mañana del último día fue una excursión a la histórica ciudad de Bayamo, donde los participantes tuvieron la oportunidad de visitar, entre otros lugares, la catedral y la casa de Carlos Manuel de Céspedes.
La clausura de las Jornadas el 1 de agosto, se inició con una Eucaristía presidida por el Obispo seguida del acostumbrado rito de envío. No faltó la fiesta, amenizada por integrantes de los talleres, quienes actuaron, cantaron y tocaron la guitarra; también se contó con la música de un violinista holguinero, quien interpretó, para deleite de los concurrentes, algunas piezas de su repertorio musical.
En un ambiente de confraternidad y entusiasmo, los participantes tuvieron la oportunidad de enriquecerse profesional y personalmente, así como de compartir su vocación de maestros cristianos y su experiencia docente. Como expresaba uno de ellos en la evaluación final, las Escuelas de Verano constituyen el marco idóneo para que “los educadores católicos adquieran métodos y procedimientos diferentes, motivadores y creativos para trabajar con los estudiantes que tenemos hoy en nuestras aulas”. (Equipo Coordinador de Educadores)